Parece que en esta ocasión estuve más centrado y tuve todo esto a la vez en mente, sin olvidar las valiosas lecciones aprendidas de la observación de Joaquim Mir y su manera de pintar. Cuando faltaban unos 45 minutos para acabar la clase iba por aquí:
Es decir, me había dedicado fundamentalmente a la figura principal y la mujer que queda tapada por ésta (de la que se aprecian un brazo y parte del pelo). Tambíen deposité unas hermosas cantidades de pintura en la pared rocosa de la derecha y por último había estado trabajado la ropa del señor de la camisa blanca.
En definitiva, que me quedaban 45 minutos para ir "subiendo" el resto del cuadro, o sea, para que todo tuviese una cantidad de pintura semejante. Dado que parecía una misión imposible, me limité a hacer el resto de figuras, y otro día trabajaré el fondo más a fondo (¡cacofonía redundante!). El resultado al acabar la sesión es como sigue:
Muy bien respecto al día anterior he de decir. Sobre todo por la vivacidad de los colores, ya que la gente de la izquierda del cuadro había quedado sugerida en una maraña de marrones y colores bastante sucios que no hacían ningún favor al cuadro. Me gustó mucho la idea de conectar pinceladas y creo que en efecto, le da otro aire al cuadro. Las expresiones de la cara todavía hay que currárselas mucho, pero especialmente el señor alto ha quedado muy interesante con un trabajo muy sencillo, e incluso el pelo lo he resuelto en un par de pinceladas muy expresivas. Así que puedo decir que en general me gusta el rumbo que va tomando el lienzo. Le comenté a Esteve que me molaba como había quedado la estructura arquitectónica de la izquierda y creo que intentaré utilizar esta gama de colores porque me gusta el colorido que aporta.
Sin más me fui a casa, no sin antes recuperar el cuadro del bebé dormidito, que ya estaba seco y que se suma a todos los demas que voy acumulando en casa.
¡Hasta la semana que viene Espai d'art!
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