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miércoles, 15 de junio de 2016

Tercera sesión del cuadro nietzscheano

Pues nada, hemos dejado este cuadro ya casi a punto para terminar ya en la tercera sesión. Voy haciendo caso a Esteve (¡Gran Hombre!) cuando me dice que yo debería hacer un cuadro en unas 3 sesiones porque después de eso empiezo a marearlo y la cago ligeramente. Y en esta ocasión, aunque también serán cuatro sesiones, ha ido todo bastante rápido desde el principio. Veamos cómo fue el asunto:


En una primera fase me encargué de la mano-que-sostiene. Quería reforzar las zonas oscuras y crear la iluminación que viene desde atrás. Ahora bien, lo realmente crucial de este momento era la iluminación del templo divino. Estuve devanándome los sesos un rato para ver por qué aquello no funcionaba. Al final se impuso la razón y gracias a una foto de loco que saqué en casa entendí la relación entre las cosas:


¡La luz venía de detrás y de abajo! Es decir, que la parte inferior del templo debía estar iluminada y de esa forma se crearían unas sombras arrojadas por los dedos-columnas. A la hora de hacer la parte superior de este templo (el ojo divino) Esteve me comentó que tenía que ser más oscuro que el cielo circundante, así que lo oscurecí todo con un color algo sucio, que tendré que revisar en fases posteriores. Y ya en la segunda hora ataqué un poco la zona del fondo:


En el cielo di algún toque de blanco que generó unas nubes interesantes y en el plano del fondo del desierto me curré un poco el trabajo de claroscuro que estaba muy abandonado. Aquí lo dejé muy satisfecho con el tema de la iluminación. Lo único que le comenté a Esteve antes de irme es que estaba demasiado "bonito". Me explico: el acabado del cuadro es muy limpito, sin aristas, y por muy atractivo que eso pueda resultar, no tiene mucho que ver con cómo estoy planteando mis óleos últimamente, a saber, con pinceladas más bestias y mucho más contenido de color. El profe me dijo que eso no puede ser, y que si yo estoy detectando esto antes de terminar el cuadro es que algo no está bien y que debo tirar por ahí. Me dijo que sería normal que en unos meses al volver sobre el cuadro me pareciese que faltan muchas cosas, porque es la evolución natural del ojo, pero que si antes de acabar el cuadro detecto algún fallo o algo que no encaja, hay que ponerle remedio pues si no quedaría inacabado en un sentido. Esta será la tarea para la última sesión de este cuadro con tintes nietzscheanos: ponerle emoción.

¡Hasta entonces!

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