El de las flores amarillas es muy llamativo y pensé que era buena idea para que la gente se parase a observarlo. El de los viñedos yo me lo represento como mis girasoles. Es decir, como lo que era el cuadro de los girasoles a Van Gogh: una expresión de sentimientos a través de un motivo paisajístico. Sin embargo, no sé por qué pero me parecía que los colores no lucían tanto como yo recordaba, como si el azul y naranja del fondo estuviesen apagados. En cualquiera de los casos me inscribí y me dieron el número 62, que encima me pillaba más o menos cerca de casa y allí que me fui a colgar mis cuadros, que previamente habían sido fechados y firmados con mi sello personal e intransferible ;).
Hice un par de fotos para reflejar la zona en la que me encontraba:
Y luego a esperar, mirar,... y cómo no, a dibujar un poco, que para eso me había llevado la libreta y los bártulos del Urban Sketching. Pero eso es una historia para otro post...
¡Hasta otra!
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