Ayer por la noche me dio por hacer dibujos al tuntún. Quería hacer retratos bastante deformados, jugando más con la línea y sus sinuosidades que con la perfección del dibujo. También se me ocurrió introducir diferentes grosores de línea y puntualmente alguna trama grosera para resaltar algún volumen. Aquí debajo se puede ver el experimento:
No es sin duda nada espectacular, pero es un buen ejercicio para dejarse de miedos e historias e intentar olvidarse de la perfección decimonónica que normalmente nos exigimos a nosotros mismos sin mucho sentido. una vez escuché a una compañera de Urban Sketching decir que el que es artista de verdad sabe exactamente cómo hacer las cosas. La verdad es que ahora difiero de este punto de vista aunque lo he pensado durante mucho tiempo. La diferencia entre el artista "profesional" y todo aquel que se adentra en el mundo de las artes plásticas me parece residir en que el primero toma el ejercicio de su profesión como una investigación constante, mientras que el segundo pretende hacer un monumento aceptable de cada obra. Todo esto para decir que a día de hoy, en el que la imagen fotográfica ha relevado de sus funciones al dibujo, éste tiene la libertad de dirigirse hacia otros terrenos, como la expresividad, el gesto, la abstracción. Y la exigencia de un dibujo perfecto desde el momento en que se posa el lápiz o rotulador sobre el papel tiene algo de impostura.
Por mi parte, he de librarme todavía de muchos preconceptos a la hora de dibujar rostros, por ejemplo; intentar utilizar nuevos recursos para hacer una naríz, por ejemplo, porque normalmente Uno se acomoda en su zona de confort y eso es un peligro para quien quiere hacer un desarrollo continuado. Es por eso que este tipo de dibujos muy brutos en su ejecución me ayudan a soltarme.
¡Hasta otra!
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