A veces uno se pone a monear en el curro sin la más mínima intención y acaban saliedo cosas guapas:
Empecé haciendo un óvalo y acabé haciendo una cara bastante chula, fijándome esencialmente en las proporciones de la cara y delimitando las principales áreas de sombra. El sombreado me recuerda muy de lejos a Moebius, ese colosal dibujante que con un puñado de líneas paralelas era capaz de sugerir zonas enteras de paisaje o de la anatomía. O también podríamos hablar de François Schuiten, en especial recuerdo ahora aquel cómic tan brutal: La chica inclinada, con un soberbio trabajo en blanco y negro que me parecía en la época insuperable y aún hoy me lo parece. Pero bueno, sin fliparnos, aquí lo fundamental es el hecho de poder construir una cara con un mímo de verosimilitud tanto en las formas y proporciones como en el sombreado. Y mira tú por donde, esta vez me ha salido bastante bien, vamos avanzando...
¡Hasta otro rato patrocinado por el capital!
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