Aunque los fines de semana por lo general suelo aparcar la libreta, vi una escena muy tierna el sábado cuando me fui con la family de brunch:
Mi hijo, dentro de la simplificación máxima a la que lo he sometido en el dibujo, ha quedado con su aire de bebé curioso y despierto que nos tiene enamorados. Hecho esto, nos acabamos la comida y fuimos a hacer unos pocos recados aprovechando que era hora de mínima afluencia de gente en las tiendas.
¡Hasta el próximo!
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