El fin de semana compré una tinta para pluma estilográfica en la papelería Viena, uno de los referentes en papelería y estilofilia en la ciudad condal. La tinta casera de nogalina me estaba dando problemas con la pluma que utilizo para los sketches y ello redundaba en unos resultados pobres y un trazo seco y algo abrupto. Así que me hice con una tinta de un tono semejante de la afamada marca Diamine. Es increíble cómo una buena tinta puede hacer que la pluma en cuestión cambie completamente. la probé en casa, aprovechando una breve siesta de mi hijo:
Y en efecto, el trazo ahora es jugoso y limpio. El único inconveniente es que en este papel en concreto traspasa bastante, así que me tengo que plantear si utilizarla porque puede calar en sketches previamente hechos.
¡Hasta la próxima!
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