El viernes era el último día efectivo que íbamos a pasar de vacaciones y para no variar, fuimos a la playa de mañaneo. En un momento dado que mi mujer adoptó una postura interesante, me di cuenta de que podía quedar chulo en un sketch y me puse al lío:
Lo que me llamó la atención es que las manos quedaban en un primerísimo plano, después la cabeza y el resto del cuerpo se iba alargando y haciendo más pequeñito a medida que nos acercábamos a los pies. Esto obligaba a deformar la figura un montón, cosa que voy trabajando en los últimos tiempos y aunque el resultado no es espectacular, es sin duda un buen ejercicio de proporciones en perspectiva. Hoy recojo los bártulos y ya los próximos sketches serán cuando vuelva a la realidad cotidiana, snif, snif :(
¡Hasta entonces!
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