¡Sábadoooooooo! ¡A por esos edificiooooooooos! Una vez más nos dimos cita los sketchers de la Casa Elizalde para echarnos un buen rato y pasarlo lo mejor que se pudiese, a pesar de que el tiempo no era el más agradable. Estaba lloviendo, las temperaturas habían bajado unos pocos grados... En fin, no es como para ponerse al raso a dibujar cualquier cosa. Menos mal que este Antonio es hombre de muchos y variados recursos. Nos llevó a Can Batlló, antiguo recinto industrial donde ahora parece que se hacen un montón de cosas alternativas y que tiene ese encanto de las fábricas de antaño, todas hechas de ladrillo, con alguna chimenea cilíndrica y donde siempre se está cociendo algo. Claro, al no poder ponernos a la buena de dios en cualquier sitio, nos quedamos a resguardo en una zona de aparcamiento, con un tejadillo de zinc encima. El sitio no parecía ofrecer nada al observador, pero el profe nos estuvo dando unas indicaciones muy valiosas de cómo usar los elementos que veíamos para nuestros fines. Así, a mi me dijo que utilizase la parte del tejadillo que teníamos encima para empalmar con el anterior dibujo y utilizar la perspectiva para captar una zona de cableado y con tuberías muy guapa. Así lo hice:
Lo de la deformación del edificio fue un experimento que me saqué de la manga por necesidades del cuaderno. Si hacía una línea recta, tenía la impresión de que iba a quedar algo soso, así que decidí tirar para adelante con la deformación y no preocuparme mucho de que quedase perfecta. Antonio me sugirió cómo meter las figuras y el tratamiento de color que darles, aunque al final, cuando estábamos enseñando todos los cuadernos, me comentó que podía darle unos azules más profundos en este sentido y más color a la parte más cercana al observador de la fachada de ladrillos. A ver si me pongo y lo hago.
Y con esto, en sólo 3 salidas, ya tenía una de las caras del cuaderno terminadas:
Lo de la deformación del edificio fue un experimento que me saqué de la manga por necesidades del cuaderno. Si hacía una línea recta, tenía la impresión de que iba a quedar algo soso, así que decidí tirar para adelante con la deformación y no preocuparme mucho de que quedase perfecta. Antonio me sugirió cómo meter las figuras y el tratamiento de color que darles, aunque al final, cuando estábamos enseñando todos los cuadernos, me comentó que podía darle unos azules más profundos en este sentido y más color a la parte más cercana al observador de la fachada de ladrillos. A ver si me pongo y lo hago.
Y con esto, en sólo 3 salidas, ya tenía una de las caras del cuaderno terminadas:
Viéndolo así, queda super chulo, y yo tan contento ;). Ahora la foto finish, que nunca falte:
Y por último una foto panorámica que nos hico el jefe mientras dibujábamos:
Nada, una salida que parecía prometer poco por el tiempo y que sin embargo nos dio mucho a cambio. La semana que viene no habrá clase por el puente y a la siguiente habrá una pequeña sorpresa...
¡Hasta entonces!
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