Esta mañana, en lugar de leer un ratito Der Spiegel como suelo hacer para no perder el alemán, he decidido sacar la libreta y le he sacado partido:
Como no me cabía la señora, me acordé de los consejos de Lluïsot y encajé las piernas en el hueco que me quedaba, consiguiendo un efecto muy simpático. Luego cambié a la Lamy Safari con tinta azul:
Luego en el curro dibujé mi sempiterna taza:
Y ya por la tarde, otra serie de apuntes rápidos en el tranvía:
¡Veamos qué tal se da mañana!
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