Adiós, Mandela, adiós

Estoy últimamente muy perro para ponerme a escribir las entradas del blog, ¡será el calor! El caso es que el miércoles pasado pude terminar este dibujo correspondiente a la semana 14 con un par de horas de dedicación y entrega absolutas :).
Fue un trabajo muy de matices, ya que lo gordo estaba hecho a grandes rasgos y el claroscuro de base ya estaba bien planteado. Estuve repasando algunas zonas que no me convencían, léase los labios, que disminuí de tamaño, porque se me había ido la mano e igualmente procuré corregir esa especie de error de "achatamiento" que me viene siguiendo desde que empecé con el carboncillo y este formato. Un día de estos tengo que ponerme en serio y ver si estoy cometiendo algún error de cálculo (que será lo más posible, siendo Uno de letras) o más bien es una percepción subjetiva a la hora de trasladarlo al papel.
En lugar de utilizar un sistema de sombreado por mancha y difumino, me apetecía regular el degradado de las sombras con líneas que fuesen acompañando el contorno de las mismas, para así crear la ilusión de un degradado, por ejemplo. Esto se traduce en un montón de líneas onduladas y sinuosas que se integran a la perfección en el trabajo previo y le dan un aire diferente al de un dibujo demasiado académico.
Por último, había que tratar el tema del pelo. Podíamos haber hecho un trabajo exhaustivo de la textura y la forma de los cabellos entreverados con multitud de canas pero me pareció poco económico en términos de esfuerzo. La versatilidad del carboncillo reside en poder resolver un área de estas características en unos cuantos trazos y así lo hice, matizado el resultado con una buena dosis de goma de miga, que me ayudó a crear la ilusión del pelo a lo afro del líder sudafricano. Bajo estas líneas se pueden comprobar los avances:

Aunque el parecido se podría haber trabajado más, se reconoce a Mandela y la expresividad del gesto es correcta. Creo que uno de los motivos de que no se parezca más es el tamaño de los ojos, que quizá debería haber sido más reducido y la textura en la piel del rostro, que no trabaje en favor de un tratamiento con más plástica del claroscuro. En cualquier caso, sirva como pequeño homenaje para este gigante de los derechos del pueblo en Sudáfrica y su titánica labor en pro de la abolición del apartheid en este país. Necesitamos más personas como este señor en el mundo de hoy...

¡Hasta la semana que viene!