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martes, 31 de marzo de 2015

Hacía tiempo...

... que no hacía el gamberrete en el curro. Pero eso se acabó, aprovechando un rato de asueto en el que hablaba por teléfono, me metí en la sala de reuniones y viendo que tenía a mi disposición la pizarra para las clases de francés, inglés y otros affaires, cogí uno de los rotuladores y moví nerviosamente la mano (como decían Los Punsetes en aquella canción) para ver qué salía. Y salió lo de siempre, una cara, en este caso masculina. Había hecho el cuello muy recto, pero me acordé de que tras una serie de observaciones he podido corroborar que raramente la línea del cuello es recta y casi siempre se encuentra en diagonal con la cabeza. De hecho, queda mucho más natural de esta manera.

 
¿Por qué normalmente a Uno siempre le salen caras? ¿Por qué no pìes? ¿Qué es lo que hay de fascinante en el hecho de dibujar una cara? No sabría contestar con certeza, pero tiene algo que ver con la magia de que aparezca en el papel algo que tiene vida, y por algún extraño motivo, Uno siempre asocia a vida a la cara ( y para ser más específico, a los ojos). En finibus, amigos, hasta aquí el aprovechamiento de los medios de producción del Capital para fines no capitalizables, o mercantilizables. Es siempre un placer...
 
¡Hasta la próxima!  

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