El domingo me había reservado unas horitas en la mañana para darle caña a este cuadrito, porque iba justo de tiempo y no quería andar con prisas de última hora. Así que hice mi set-up habitual en la mesa del salón de casa y dispuse los acrílicos en la paleta desechable para empezar a trabajar en el lienzo. Me he decidido por los acrílicos por motivos obvios, a saber, la rapidez de secado me permite trabajar en poco tiempo muchas capas y texturas. De haber trabajado con óleo, se me habrían mezclado todos los colores, ya que suele tardar unos 7 días para secar entre capa y capa y si está tierno, se guarrean los colores. Por otra parte hacía tiempo que no me curraba un cuadrito en acrílico y quería ver si estos meses de trabajo al óleo influirían y de qué manera sobre la técnica con estos materiales. El progreso tiene cosas terribles pero pensando en los acrílicos, pienso que la era del plástico ha traído algunas cosas interesantes (si bien puede que sean bastante dañinas para nuestro entorno, en fin...).
¡Hora de currar! Empiezo exactamente como con el óleo, con algunas manchas con colores bastante diluidos en agua para marcar un primer claroscuro y situar las masas sobre las que luego trabajaré en detalle:
Como de costumbre, hay que intentar trabajar todo a la vez, no empezar por una cosa (por ejemplo, el pantalón del niño) y darle ya el acabado definitivo, porque tenemos que revisar constantemente como se relacionan unas partes del cuadro con otras y unos valores más claros con otros más oscuros. En este caso, como se puede ver, no estoy respetando esta regla, porque no he entrado al trapo con el pelo del niño, pero bueeeno, nadie es perfecto ;).
Para continuar, trabajé el pelo del niño, la cara de ambos infontes y profunidcé en el tratamiento del pantalón del muchacho aparte de darle mayor intensidad al color de la suela de las zapatillas:
El detalle de las zapatillas me gusta mucho por la economía de medios. En un par de pinceladas queda hecha la que está delante y se sugiere a la perfección la que está detrás. Sin embargo, como contrapunto, la cara del niño está rara, sobre todo la mitad de la derecha, precisamente por no haber respetado correctamente el claroscuro. Se diría que es un poco angulosa y que no parece tener una superficie suave y redondeada, sino más bien, estar compuesta de planos cortantes. Éste será uno de los puntos a trabajar en las próximas fases.
En otro momento posterior, continué con el trabajo en las caras de ambos niños, introduciendo el amarillo apra iluminar, cosa que después tuve que corregir porque se acabaron pareciendo a los Simpson T_T:
También fue el momento de encarar las manos de los muchachillos, especialmente las del niño y comenzar a plasmar la sombra proyectada en el suelo, por lo menos dejarla señalada.
Ya por último, incluí los detalles de las zapatillas, las alas del disfraz de la niña y un trabajo en profundidad sobre la camisa del niño, aparte de seguir trabajando el detalle de las caras, que a fin de cuentas es lo que la imagen demanda:
Y hasta aquí lo hecho el domingo, muy productivo como se puede apreciar, y es que acostumbrado a trabajar en aquel cuadro de 1 m2, pasar a un 8F en el que además predomina el blanco y la cantidad de detalles no es excesiva, es una cosa de agradecer. A todo ello se suma el uso del acrílico que acelera notablemente el progreso de pintar. Ya sólo queda darle una última pasada, barnizar y ¡a Portugal con él!
¡Hasta la próxima!
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