Ayer estuve en el Espai d'art religiosamente como cada martes, para ver si aavnzaba con el cuadro del estanque balinés. Fue una de aquellas tardes de concentración y donde todo fue saliendo de modo fluido. Para empezar me lancé a por una de las cosas que parecían más complicaditas: el fondo vegetal. Tras un momento inicial de no saber muy bien cómo generar toda aquella gama de verdes variopintos, la cosa fue saliendo. una de las claves fue utilizar el verde cinabrio con blanco para iluminar según qué zonas y por supuesto, el amarillo de cadmio para las hojas más brillantes. Ante esta imposición de colores de la gama, no pude evitar preguntarle a Esteve si podía incluir otros colores menos cercanos a esta paleta. Me dijo que sin problema, pero que se trata fundamentalmente de que haya una gran proporción de verdes en este caso, para sacarle el máximo partido al ejercicio. Menos mal, porque ya había empezado a incluir magentas e incluso algún trazo fugaz de rojo en todo el fondo del cuadro. No puedo explicar de modo técnico lo que pasa cuando añades estos colores, pero por incríble que parezca, a veces refuerzan la oscuridad de ciertas zonas o hace que parezcan hojas aquello que aparece dentro de una masa oscura. Cosas de la percepción y la psicología, supongo ;).
También fui construyendo el templete sobre el agua para que no quedase muy "bajo" de materia, de forma que no pareciese que está en una fase anterior de trabajo del lienzo. Aquí fueron clave desde un ocre amarillo hasta el mismo naranja de cadmio, que ayudaron a construir la ilusión de los elementos arquitectónicos y ornamentales de esta estructura. Así quedó la cosa en torno a la primera hora de trabajo:
Y durante la segunda hora ya hice todo lo demás:
Oséase: el templete de primer plano, reforzando la iluminación de las escalinatas que forman esta especie de altar y las de esa forma pseudovegetal que corona la construcción, la pared que delimita el borde del cuadro y por último, el agua. No puedo expresar con palabras lo agradecido que fue hacer el agua y sus reflejos. Con la paletina ancha y unos cuantos verdes y blancos en diferentes proporciones y a veces en plan veladura, con algo de aguarrás, quedó este agua tan chula y que parece efectivamente reflejar el templete que sobre ella se asienta.
Como adelantaba al principio, fue un día muy productivo y de esfuerzos eficientes, en el que con relativamente poco, se consiguió un gran avance. ¡Semana que viene más y mejor!
¡Hasta entonces!
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