Sólo que ayer al llegar me encontraba con mucha pereza, así que decidí empezar suave y escogí un instrumento llamado Rag-Dung, una especie de trompeta nepalí sencillita a la que di un tratamiento muy de línea, cuidando de no cargar mucho con el color. Estaba junto a la estatua del dios-carnero que hice en el Caixa Forum y claro, dos manchas de color contiguas iban a cantar un montón, de manera que dejé la parte en que se solapaban sin colorear para no saturarla. Luego ya fue un recital (nunca mejor dicho): un saxofón bajo en línea con Posca, una viola de rueda con Stabilo violeta que luego "acuareleé" (a pesar de que no está indicado que sean acuarelables ;)). También apareció por ahí uno de los antiguos discos con grandes perforaciones, antecesores directos de los vinilos. Lo que hice fue situarlo en la parte de abajo, porque estaba percibiendo que el cuaderno me quedaba con una franja de dibujos en el centro, pero nada que pegase con los márgenes. Por eso mismo dibujé acto seguido un sintetizador analógico en el límite de la última hoja de papel, porque Antonio me había sugerido que era buena idea, para que quedase bien cerrado. Rematé la faena con un bandoneón hecho en línea con el Faber Castell Pitt de color sanguina y unos toques de acuarela. Total que el resultado del batiburrillo fue este:
Y aquí, por partes:
Muy divertido, me lo pasé pipa aunque al final iba con un montón de prisa por acabar de rellenar el cuaderno. También aproveché para hacer un poco de caligrafía, que va muy bien para rellenar los espacios en blanco. Sin embargo (siempre tiene que haber un 'pero'), luego viendo los cuadernos de otros compañeros me di cuenta de que la gente utiliza mucho grandes manchas de color para unificar diferentes objetos. Aunque me gusta el resultado de mi cuaderno, debería intentar alguna vez utilizar este procedimiento, a ver qué tal resulta. Después de las dos horitas de sesión, acabé el cuaderno, que presentaba el siguiente aspecto por el reverso:
Me gusta una barbaridad y reconozco que he progresado a saco desde el primer curso que hice con Antonio, en Enero de este mismo año. Muchas cosas he aprendido: a saltarme los límites de cada hoja de papel, a arriesgar más con el color y experimentar más con los rotuladores, a darle ritmo a las composiciones y también a atreverme con algunos retazos de caligrafía. En definitiva, todo un acierto el haber seguido estos cursos. Tengo que ver si el trimestre que viene me apunto, porque estoy engolosinado con otro curso de Urban Sketching a cargo de Miguel Herranz que puede ser muy interesante. Pero si no es este trimestre, ya apareceré el siguiente por el curso de este gran dibujante y mejor persona. Debajo os dejo con algunas de las fotillos que estuve haciendo:
¡Hasta la próxima!
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