Veeeeenga Uno, ¡a publicar! No sé si es por el otoño o el cambio de hora o qué sé yo, pero me cuesta ponerma a hacer las entradas del blog. Gracias a lo que sea, hay poco curro así que aprovecho estos ratos para avanzar algo ;)
El martes fui a Espai d'art a proseguir con mi segundo cuadro de la sierra de Sevilleja. Se me habían ensuciado un poco los colores, así que lo más urgente era darle más saturación al color del cielo, para que cubriese aquel azul verdoso que había dejado la semana pasada. Tras esto, era cuestión fundamentalmente de empastar bien todas las áreas del cuadro e ir dando protagonismo a algunas de ellas por encima de otras, claro. Uno de los primeros focos de atención fue el árbol de la izquierda, en primer plano. Le di un tratamiento bastante colorido pero a la vez quise dejar bien sentado el claroscuro de la copa y del tronco para que destacase esa iluminación. Aprovechando los verdes de la paleta pues fui añadiendo materia en la masa vegetal del centro al fondo y derecha y también en la zona de la sierra, claro. Y ya puestos, trabajé los roquedos de la sierra, que habían quedado bastante sucitos también. Una gran mancha de amarillo cadmio en la parte inferior y a la derecha completó la primera hora de curro de la sesión:
La foto es penosa, no sé por qué pero se amarilleaba con la iluminación de la clase (a pesar de que otras veces no ocurre esto cuando hago fotos de cuadros, en fin...). Al presentarle a Esteve mis progresos me dijo que iba bien pero que veía cierta desconexión entre las masas vegetales del centro y de la derecha. Y quizá el cielo estaba demasiado oscuro y no contrastaba correctamente con el borde de la sierra. Me tomé nota y volvía a la carga con el cielo, empastando más y utilizando buenas cantidades de blanco directamente sobre el lienzo para demarcar la línea entre la sierra y el cielo. A veces hago esto si el óleo está tierno en la zona, porque cualquier nueva aplicación de pintura "resbala" mejor, tiene más fluidez. También me apliqué respecto a los árboles de la derecha y demás para "reconectarlos" con el conjunto. Si Uno creyese en cualquier tipo de cosa trascendental se diría que todo está conectado y que hay algún tipo de inteligencia en el diseño del todo. Pero como ya sabemos que eso es de un idealismo muy falaz, pues me quedo con una imagen más parecida a la de un todo azaroso en el que las combinaciones aleatorias van dando resultados asimétricos. ¡Ahí queda eso!
Y para terminar, un poco más de blanco para empastar la zona de rocas, algo más de amarillo por aquí, más trabajo en las sombras arrojadas de los árboles y otros detallitos que dan como resultado esto:
No va mal la cosa, pero he de reconocer que no estaba muy centrado y que por algún extraño motivo, se me ensuciaron bastante más los colores de lo que habría querido. pero por otro lado, la masa amarilla que a mi me interesaba está en su sitio, por así decir, y es cuestión de ir perfilando cosas, pero en lo esencial, el cuadro está bien planteado. La próxima semana debería seguir avanzando, pero dependerá en esta ocasión del amigo Esteve, porque debería ser padre en los próximos días ;), así que ya veremos.
¡Hasta entonces!
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