Otra gloriosa tarde en el Espai d'art. First things first, me fui raudo a Barna Art a por un nuevo lienzo (25 P) y unos cuantos azules para el próximo cuadro, que va a ser en gama de azules. Cogí un índigo (que parece negro), un prusia y un cobalto...... ¡¡la madre que lo parió, al cobalto!! Esto de los óleos de Titán, está clasificado por series, que tienen que ver con las materias primas, entiendo. Pues bien, ¡el azul cobalto es una serie 5! Creo que es la más cara o casi. En fin, gracias a que mis queridos progenitores me hacen un poco de mecenas con estas cosas...
Con este arsenal me dirigí al barcelonés barrio de Gracia, al carrer Ros de Olano, por más señas para enfrentarme a la última sesión con mi cuadro de Bali. Fueron dos horas agridulces: por un lado empecé con el templo de segundo plano y con unas cuantas pinceladas, le saqué historias muy interesantes, que diesen a entender la estructura y los ornamentos sin entrar en detalle. Seguí con mi política de trazos gruesos en colores fuertes de modo puntual, para destacar ciertos detalles. Pero a la hora de arremeter contra el templo de primer plano, se me ensuciaron los colores y no lo veía nada claro. Estuve intentando mil variantes: aclarar con ocre, utilizar una gama de tierra sombra tostada con blanco, uso intensivo de magenta... Pero nada, no hubo manera:
Para oxigenar la cabeza, pasé a otras zonas del cuadro, la base vegetal sobre la que se asienta el templete, le di una pasada al agua para que tuviese más trabajo y el reflejo resaltase más y toqué la torreta del borde derecho del lienzo.
Al volver al templo maldito (cual película de Indiana Jones), le pedí consejo a Esteve, el Gran Hombre. me dijo que las escaleritas estaban demasiado naranja y que había que matizarlas, lo mismo con la escultura que corona y por supuesto con las piedras de debajo que me estaban dando los quebraderos de cabeza. En estas últimas el problema es que había puesto un magenta demasiado repetitivo. Claro, yo le expliqué, como buen inventador de excusas que soy, que al utilizar el magenta en uno de los bloques de piedra y ver que quedaba bien, lo voy aplicando a los demás, lo que acaba por hacerlo todo muy monótono. me dijo que me buscase la vida y eso intenté hacer. Así que pasamos de un cuadro que tenía que haber terminado en una horita a uno que me ocupó el resto de la clase y aún así no quedé you muy conforme. Al final logré sacar un poco a luz las piedras malditas y con unos sabios toques de color y de blanco aquí y allá conseguí destacar las zonas que me interesaban y hacer de esa manera que el cuadro funcionase:
Lo dejé aquí y aunque el profe me dijo que estaba bien, a mi me quedó un regusto amargo, porque me parece que en estadios anteriores del cuadro había zonas que tenía mejor resueltas. Pero hay que saber dónde y cuándo parar, e incluso parar aunque el cuadro no llegue a nuestras exigencias. Como hablaba con Carme, una de mis compañeras del curso, todos estos cuadros, cuando se los valora a posteriori, nos informan de nuestros errores y nuestros pasos superándolos. A mi me sirven como recordatorios de cosas que hacer y que no hacer, así que aquí se quedó la cosa y el próximo día empezamos con el azul... Pero cuidado con el cobalto que es carísimo XD.
¡Hasta la semana que viene!
No hay comentarios:
Publicar un comentario