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miércoles, 8 de julio de 2015

¡Se acabó el Espai d'art hasta Septiembre! ¡Oooooohhhhhh!

Ayer fue el último día de Espai d'art com Mr. Esteve. El tiempo no acompañaba, a la ola de calor que asola el país se añadía la humedad típica de la ciudad condal y era un bochorno alucinante, que no daba ganas ni de moverse de casa (si tienes una casa fresquita, claro ;)). Aún así, me armé con los bártulos de pintor y me fui para Gràcia a ver si terminaba el último óleo del curso. Lo había dejado en un punto tal, que se trataba de manejar el tema de la pared rocosa de la derecha y dedicarme a los detalles. Empecé por la cara de la figura principal; no estaba convencido con cómo habían quedado los ojos y la boca, así que me dediqué un poco al asunto. En parte fue un desastre y quedó un ojo pipa, pero por otro lado, la cantidad de trabajo consiguió que esta figura destacase dentro de la composición por encima de las demás. También retoqué la ropa para contrastar más el claroscuro y ya que estaba con colores claros, aproveché para matizar los cabellos de la señora de la izquierda y esa que está detrás de la protagonista y a la que no se ve. La foto es una chufa, pero se aprecian los detalles del sari rojo, por ejemplo, que ha quedado realmente chulo:


Y después de esto, que me ocupó más o menos la primera hora de sesión, me dediqué a lo que me tocaba: la pared de roca. Había comprado una paletina especialmente para la ocasión, y cuando fui a echar mano de ella... sí, se me había olvidado, ¿vale? :). Anduve preguntando a algunos compis y al propio Esteve si tenían una por ahí, pero nadie disponía de una. En fin, tras el mini cabreo inicial por el olvido, cogí el pincelote más gordo que tengo y me puse al jaleo. Según el jefe, se trataba de difuminar a grandes paletadas de pintura todo el trabajo de esta zona. La explicación es bien sencilla, pero me apoyaré en la metáfora del profe para explicarla: un cuadro es como una orquesta sinfónica: puedes tener el mejor clarinetista, el mejor trompetista o violoncelista, pero si suenan todos a la vez y al unísono, el resultado no va a funcionar. En pintura sucede algo semejante. Digamos que no todo el cuadro puede ser protagonista, sino que el pintor ha de dirigir la atención del que observa a determinados puntos. En el caso que nos ocupa, estaríamos hablando de la señora que protagoniza (o hemos hecho protagonizar) la escena. Por tanto, esta figura es interesante que esté bien trabajada y que las pinceladas tengan materia, para distinguirlas de aquellas que presenta la parte más alejada del fondo respecto al espectador. Lo que estaba pasando con la pared rocosa de la derecha es que sin querer, la había trabajado a un nivel muy potente, dándole una textura y colorido que llamaban mucho la atención. ¿Y eso está mal? os preguntaréis. No es es una cuestión de bien o mal, en este punto es un tema 100% pragmático: funciona o no funciona. Y toda la información en la pared sugería que era una de las protagonistas de la obra (si no la principal), lo que causaba que el cuadro no acabase de funcionar.
En parte fue duro, porque reconozco que me había encariñado con esa parte del cuadro. Ahí entro en juego la sabiduría antediluviana del profe. "Kill your darlings" me dijo. "Mata aquello que quieres" podríamos traducir. Es una manera muy sintética de expresar que el apego en pintura es un lastre y que a veces se gana más eliminando una parte que no funciona (aunque el trabajo de la misma pueda ser espectacular) para así favorecer el resultado final. Así lo hice y finalmente el cuadro quedó como sigue:


Además, esta ya es una foto con la cámara buena, con lo que todo resalta más ;). Una clase muy densa y filosófica la de ayer, lo que para mi es la manera ideal de poner un broche a un curso caracterizado por la evolución de la técnica del que escribe hasta este último óleo, que podemos considerar que integra todo lo que he ido asimilando este año: pincelada larga y suelta, trazas de colores que no siempre están presentes en la fotografía, uso de colores con mayor grado de pureza y huida de los colores sucios, evitar utilizar sólo el azul marino para las zonas de sombra y manejar el claroscuro con cierta gracia. De hecho y sobre este último punto, he de destacar el trabajo del templo en este lienzo, con el aliciente de que además me lo he pasado pipa haciéndolo. Y con este buen regusto a conocimientos adquiridos, nos despedimos del Espai d'art hasta el próximo trimestre, porque, no cabe la menor duda, allí estaré :)

¡Hasta Septiembre Espai d'art!


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