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viernes, 11 de julio de 2014

Seguimos con el curso intensivo

Ayer después de las 8 horas de infierno laboral me fui directo a Plaza Catalunya que es donde tiene lugar esta semana el curso intensivo de dibujo de paisaje. Las directrices eran poco más o menos las mismas: poesía, elegir un tema y destacarlo, difuminar más lo que no interesa, etc. Esteve me indicó que intentase utilizar el lápiz más de lateral. Esto es, que en vez de cogerlo así, lo cogiese asá:



Los comienzos son dolorosos y me iban saliendo más bien churretes, aunque para el primer dibujo, la postura forzada en la que estaba sentado no ayudó mucho, sinceramente. Pero bueno, siguiendo la línea del último día, me fui a una zona con algo de arquitectura y escultura:


 Pues eso, que bastante bien. Cuando Esteve se acercó a comentarlo, me di cuenta de que los espacios arquitectónicos son relativamente fáciles de plasmar (toda vez que se controla un poco la perspectiva) pero sin embargo estaba encontrando dificultades con la representación de los árboles. Para mi gusto quedaban muy igualados de tono y algo "cerrados", es decir, como la típica copa de árbol que puede dibujar un niño, una estructura cerrada sin mucha riqueza. Así que el resto de la sesión me dediqué a hacer zonas de la plaza con árboles. El primer intento:


 El mejor de la tarde. Tiene vida, contraste, profundidad, efectos de luz... Precisamente aquí empecé a entender cómo iba lo de dibujar sosteniendo el lápiz lateralmente y me funcionó a las mil maravillas. No obstante, el follaje está sugerido, porque me parecció que si me metía muy a fondo con ello, el dibujo me quedaría nuevamente "igualado". Tercer intento:


 Muy flojo. Es un dibujo sin gracia, parece faltarle algo en la parte inferior y quería reflejar cómo el solo estaba en la parte superior de la copa del árbol pero me ha salido un churro y no se aprecia este efecto. Ahora bien, sucedió algo azaroso que me vino muy bien para comprender como representar el follaje: estaba cogiendo el lápiz lateralmente cuando se me partió la punta. Acababa de afilarlo, y como me sabía mal tirar la punta, la cogí directamente entre los dedos e intenté aprovecharla. Mira por dónde, resulto ser un modo muy efectivo de dar la textura aproximada del ramaje. Pequeñas líneas azarosas y no conectadas. Porque finalmente, aunque veamos millones de hojas en un árbol, ¿cómo podemos representar eso mismo sin hacer millones de hojas sobre el papel (que es de lo que se trata)? Pequeñas lecciones que se deben ir asimilando. No todo lo que vemos se tiene que trasladar cual fotografía al papel, e incluso el dibujo resultante carecería de gracia. Bendito azar. Cuarto y último dibujo:

Aquí quise subir el nivel y currarme la iluminación de la fuente a base de un tratamiento muy sucinto con muy pocas líneas, las justas para entender la posición y de dónde viene la luz. Igualmente me interesaba el juego entre la fuente y las hojas del árbol y ésto fue lo que destaqué en favor de otras zonas como el seto de detrás que no resultaba tan atractivo en la composición. Repetí con variaciones el trabajo de las hojas en este árbol y metí los oscuros entre el ramaje con más fuerza, intentando sintetizar al máximo con las menos indicaciones posibles.
La evolución de estos tres días me parece muy buena y el hecho de dibujar en la calle es muy interesante, ya que hay mil detalles, enfoques, sombras y mil cosas más en las que fijarse. La semana que viene cambianos de emplazamiento a la plaza de la catedral.

¡Hasta entonces!

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