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jueves, 17 de julio de 2014

Dándole duro al curso intensivo

Esta semana va a ser durilla porque quiero ir los tres días al curso intensivo de dibujo de paisaje con Esteve, pero a la vista de los dibujos de ayer, está mereciendo el esfuerzo. El martes me dijo el jefe que ya estaba bien de lápiz carbón y que íbamos a probar con un pincel recargable y tinta china.



En los últimos tiempos había escuchado hablar bastante de estos pinceles y los había visto. En principio no me convencían mucho, pero he de reconocer que son prácticos y muy versátiles, ya que permiten hacer una gama de grosor de líneas muy amplia (las líneas más finas que he podido trazar son cercanas al grosor de un pelo).
Y nada, nuevamente en la plaza de la catedral, me puse con la fachada principal de la misma:

Empecé fuertecillo, intentando aprovechar las posibilidades del pincel no sólo para trazar líneas sino también para dar iluminación y tridimensionalidad a la decoración de la fachada. El trabajo de la zona superior derecha se acerca mucho a lo que tenía en mente cuando he cogido el pincel. Trazos gruesos para la sombra junto a trazos finos inacabados para perfilar las formas. A cntinuación tomé como referencia el edificio del último dibujo del martes, pero me fijé en la otra parte de la fachada:



Gracias a lo que sea aquí no me volví loco intentando hacer toda la fachada y se me ocurrió simplemente sugerir los ladrillos con cuatro líneas. También experimenté con un trazo menos rígido y más sucio en la parte superior del edificio. Como se trata de ir integrando todos los elementos aprendidos, aproveché para hacer un árbol que había por allí. Es infinitamente más agradecido hacer la copa de un árbol con esta técnica que con lápiz o lápiz carbón (véanse anteriores episodios). Unas cuantas líneas irregulares y ¡hecho!. Incluso las tejas del edificio de la izquierda sólo están sugeridas, pero se entienden a la perfección. Mi detalle favorito: la escultura casi imperceptible de la parte superior y la sombra que proyecta en la fachada.
Por último aunque no menos importante, volví a la parte frontal de la catedral pero con otro enfoque:



Había un señor oriental que se puso cerca del grupo a dibujar de pie, y se me ocurrió utilizarlo como tema principal de este último dibujo. Me basé esta vez más en una escena que en la arquitectura, y el resultado está lleno de vidilla. Perfilé las vallas sobre una de las cuales se apoyaba el señor dibujante, algunas personas sentadas en las escaleras de acceso (había muchas, pero no era cuestión de saturar el dibujo), y sugerí la fachada con cuatro elementos, ¡et voilà! Ahí lo tienes: un dibujo bastante redondo.
Como aspecto a mejorar, me doy cuenta de que empiezo el dibujo con bastante fuerza (que no prisa) pero suelo trabajar mucho una mitad del papel y la otra se me queda descolgada. Aunque me gusta el efecto, Esteve siempre me dice que queda descompensado así que lo tendré en cuenta para futuras ocasiones (hoy sin ir más lejos).

¡Hasta luego!

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