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miércoles, 18 de mayo de 2016

Como buen miércoles, vamos a por el siguiente dibujo semanal: nº 15



¡Amigas, amigos! ¡Ha sido esta una tarde gloriosa! Nada en particular, pero he empezado un nuevo dibujo semanal y miren Vds. me apetecía celebrarlo. A veces va bien celebrar lo más anónimo y absurdo, porque así por lo menos el calendario no queda salpicado por aquellas fechas que el mercado o el azar han decidido por nosotros. Pues henos aquí reunidos hermanos en torno al momento creativo que dará lugar a un nuevo dibujo a pastel, con todos los fastos celestiales que ello supone, mientras nos agitamos incesantemente a los ojos de un vacío universo en el que en vano queremos encontrar vida inteligente. ¡Toma ya!
Así que, volviendo al modo prosaico, había el chache estado haciendo unas búsquedas por internet con las palabras "male nude", "male nude art", "male nude art posse", etc. Y ya os podéis imaginar lo que me encontré en ese enorme vertedero de imágenes que es internet. En serio, internet tiene un montón de utilidades y cosillas interesantes, pero cuando uno necesita una buena foto o un buen libro, mejor que se dé una vuelta por las librerías de su pueblo / barrio / ciudad, ¡porque si no lo lleva crudo! En fin, que me estaba volviendo loco y preguntando por qué nadie sube contenido de calidad a la red cuando se me ocurrió la combinación mágica de palabras: "male nude yoga". Et voilà:


Por fin una foto a la que se le puede sacar chicha en un sentido no literal. Buena iluminación, una gama de colores tirando a ocres anaranjados y verdosos muy interesante. En fin, que ya pude descansar y pensar en el dibujo en sí. Me quedaban sólo un par de papeles de color, asíq ue escogí el que más se adecuaba a los tonos generales del cuadro, uno color salmón. Y con ello me puse a encajar:


En este caso tenía una guí medio fiable, la línea del suelo y el rodapiés que iba de parte a parte de la imagen y que trasladé lo más fielmente que pude. Con eso y la medida que corresponde a la mitad del papel fui tirando para completar la estructura de base:



Se puede ver mucha línea que relaciona unas partes con otras, medio fiable para estableces unas proporciones lo más ajustadas posible. En este impasse, se apreciaba claramente la figura y todo parecía estar en sus sitio, así que podíamos proceder a aplicar color:



Empezamos por el fondo y el suelo, es decir, todo lo que rodea a la figura. La verdad es que se trata de una gama tonal complicadilla para aquello a lo que estoy acostumbrado, pero me gustan los retos ;). Ocre amarillo, naranja, verde oscuro y verde claro fueron los protagonistas en este momento. A veces tiene Uno ganas de dejar así el dibujo, de forma que se aprecie el armazón que luego da lugar al dibujo acabado, rodeado del resto efectivamente acabado. Pero ahora mismo no estamos en eso, así que seguimos con la siguiente fase:



En la que, como ya venimos haciendo desde hace unos dibujos, he marcado directamente con blanco las zonas de luz, para que no se me mezclen los colores en posteriores fases. De paso, he estado marcando los terminadores y las zonas de sombra propia. Éstas últimas tenían sugracia. A primera vista se trataba de un naranja pálido, pero si seguíamos indagando, aparecían trazas de verde claro, así que lo incluí en esta parte del torso y del brazo, con un resultado sorprendente en sentido positivo. Termine a grandes rasgos el torso y los brazos para pasar al último momento de la sesión:




Piernas, cuello y cabeza. Mientras las piernas fueron relativamente fáciles en primera instancia (aunque hay algo en los pies que no me acaba de convencer), el cuello y la cabea presentaron ciertas dificultades. Todo ello por pensar. La posición de la cabeza hacía que la cara no se entendiese demasiado bien. Pero esto es un problema de la racionalidad. Estaba intentando darle una medida racional a lo que veía y no me cuadraban las cosas. No entendía dónde estaba la nariz, ni a qué distancia de la barbilla, y me parecía que el ojo estaba muy alejado de los labios y que la masa de pelo era muy escasa. Bueno, un montón de consideraciones inútiles a la hora de dibujar que no hicieron más que entorpecer el correcto fluir del dibujo. Decidí pararme un minuto, no pensar en cómo es una cabeza e intentar sólo medir las partes que allí se veían y de la forma en que allí aparecían. Aunque no me acaba de matar, por lo menos tenemos un conato de cabeza que encaja con el resto del dibujo. Otra cosa: las sombras del cuello parecían un poco inverosímiles, y me resultó difícil hacerlas funcionar mínimamente, veremos si en la próxima entrega consigo subsanar esto.

¡Hasta la próxima sesión!




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