En la famosa parada de la que hablaba en el post anterior tuve suficiente tiempo para imitar el logo de la compañía de autobuses que nos trasladaba (y que resultá ser una mierda, para hablar clarito), mientras daba rienda suelta a mis exiguas capacidades narrativas. Unos muchachos alemanes me habían pedido que si podía mirar sus cosas un rato mientras ellos iban a buscar algún pueblo cercano donde comprar víveres -nos habían dejado en una zona al lado de la carretera con casi nulas posibilidades de consumir cualquier cosa que no se vendiese en la cafetería de la "estación".
Iban tardando ya más de lo lógico y normal cuando mi mujer decidió asimismo iniciar una expedición en busca de cosas comestibles. Ahí me quedé, sentado con unos montones de mochilas a mi lado y dibujándome a mi mismo ante el pedazo de tormenta que se avecinaba y que al final se quedó en nada:
Iban tardando ya más de lo lógico y normal cuando mi mujer decidió asimismo iniciar una expedición en busca de cosas comestibles. Ahí me quedé, sentado con unos montones de mochilas a mi lado y dibujándome a mi mismo ante el pedazo de tormenta que se avecinaba y que al final se quedó en nada:
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