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jueves, 7 de julio de 2016

Un experimento didáctico en el curro

El otro día se me ocurrió comentarle a una compi del curro que sio quería podía enseñarle algo interesante para dibujar y que ella podía dibujar mejor de lo que pensaba. Me tomó la palabra, así que buscamos un hueco de una media hora para hacer un ejercicio. No es ninguna invención mía, partí de lo explicado en el libro Aprende a dibujar con el lado derecho del cerebro, donde se explican una serie de ejercicios de resultado sorprendente para que nos demos cuenta de que en el dibujo influye mucho más la cabeza de lo que pensamos.
El ejercicio es simple y consiste en tomar un dibujo de línea y copiarlo del derecho y del revés. En el caso del libro se utiliza un dibujo de Igor Stravinsky hecho por Picasso:


Lo ponemos del revés...


... y aquí empieza el ejercicio. Se trata de intentar copiarlo con la mayor fidelidad posible como decíamos más arriba. Aquí el ejercicio terminado de mi "alumna":


y ahora el ejercicio copiando el dibujo del derecho:


Los vamos a poner juntitos para apreciar mejor las diferencias ;):


Me llama mucho la atención ciertos detalles como las manos, la inclinación del brazo de la silla, la nariz o las gafas, por dar algunos ejemplos. Lo que intenta la autora del libro, Betty Edwards a través de esta experiencia es hacernos reflexionar sobre el dibujo... pero también sobre cómo funciona nuestra cabeza. Supongo que todos compartimos la experiencia de catalogar cosas según nuestras categorías particulares. Por ejemplo, si digo 'barco', a todos se nos presenta en la mente una serie más o menos uniforme de imágenes de barcos, que constituyen nuestro archivo personal de vivencias sobre este tema. Pues bien, cuando dibujamos, estas categorías nos afectan inconscientemente. por ejemplo, en el dibujo que nos ocupa me interesa mucho el detalle del ojo de la izquierda: Cuando se obligó a la interesada a dibujar al revés, clavó la forma del dibujo de Picasso. Sin embargo, al copiar del derecho, obvió totalmente la forma que se le presentaba en la imagen de referencia e hizo una forma más cercana a la forma que podríamos llamar típica de un ojo de perfil:

Algo parecido ocurre con los brazos o la forma de la chaqueta, en los que aparecen trazas de cómo debería ser un brazo o cómo suele ser un brazo. Es interesante adoptar esta perspectiva por cuanto no es algo que nos ayude sólo a dibujar, sino también a salir al mundo de una determinada manera e intentar dejar atrás ciertos preconceptos o categorías con las que juzgamos las cosas. Por último también es de destacar el tipo de línea que presentan ambos ejercicios: en el primero apreciamos una línea bastante firme y segura mientras que en el segundo el trazo es más indeciso, con la típica línea peluda (resultado de ir haciendo aproximaciones con el lápiz sobre el papel) apareciendo en algunos puntos.
Ha sido muy chulo haber podido ver las diferencias entre uno y otro dibujo y también ver la reacción de mi alumna Pekek (así la llamamos en el curro ;)) ante esta explicación. El tema de la paciencia aparte, ha hecho un trabajo súper bueno en ambos casos y de paso nos hemos entretenido en horas de trabajo pagadas por el capital... ¡si todos los días fuesen así! XD

¡Hasta otra!

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