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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Viñas psicodélicas en el Espai d'art

¡Qué flipe de tarde en el Espai d'art! Empezaba cuadro nuevo, así que me llevé un lienzo 25 P (de paisaje). Después de darle unas pocas vueltas a la cabeza, empecé a recordar que tenía desde hace mucho tiempo (hablo de años) tenía en mente una serie de imágenes que quería convertir en cuadros y acordé conmigo mismo que lo intentaría en el Espai d'art, pues creo que es como hacer feng shui en la cabeza, liberar espacio de antiguos proyectos, para poder lanzarse con más hambre a por otros nuevos.
Así que me acordé de algo que me rondaba la cabeza relacionado con un viñedo. Quería coger un paisaje de viñas tal que así:


Y transformarlo en un cuadro hiper colorista, utilizando casi exclusivamente azul y naranja, dos complementarios que se llevan a matar. Hagan Vds la prueba, pongan algo de un azul medio intenso al lado de un naranja chillón. Para mi no es tan bestia como un rojo y un verde, pero es molesto. Y no es que quiera hacer un cuadro que sea ofensivo a la vista, pero sí quería oponer la fuerza de estos dos colores para ver el efecto. ¿Qué pasa? Pues que en mi búsqueda de Flickr me fui encontrando con otras cosas y hubo una que captó mi atención como un imán:


Fundamentalmente por el retorcimiento de las viñas, que me podía dar mucho juego y por la perspectiva entre las cepas, que era bastante original. Se lo comente al jefe Esteve y me dijo que endavant, así que así lo hice. Quería mantener mi idea original del azul y el naranja luchando, pero en este caso decidí aplicar eso al suelo y el cielo, saltándome un poco a la torera lo que aparece en la imagen. Hace ya tiempo que me importa poco que el cuadro sea fidedigno respecto al original, porque una foto es una foto y un cuadro a mi entender precisa de otro medio de comunicar emociones diferente del realismo o hiperrealismo. Lo noto también en los apuntes que hago de personas, mucho más sueltos y que dicen más que si me los currase con un detallismo exagerado. Así que empecé mi periplo con este nuevo cuadro aplicando una capa generosa de óleo medio diluido con la paletina ancha:


La soltura de los trazos es muy interesante y lo mismo me comentó Esteve, haciendo hincapié en que conservase algo de esta primera mancha al construir sobre ella. Lo intenté de verdad, pero estaba on fire y no pude evitar experimentar a tope con el color:


¡Buah! ¡Qué gustazo! De alguna manera conseguí un claroscuro guapísimo en las viñas, de tal manera que se diferencian unas de otras y se aprecia la distancia entre ellas, eso sin renunciar a grandes paletadas de colores intensos, como a mi me gusta. Aparte, el retorcimiento propio de las viñas junto con el uso de los colores del fondo transmite un cierto desasosiego, que es lo que estoy intentando sacudirme de encima desde el lunes. Por desgracia ese día falleció de manera repentina el marido de una compañera de trabajo con tan sólo 45 años, cosa que me dejó algo tocado. Quizá el comienzo de este cuadro tenga algo de eso. Y quizá también sea un buen recordatorio de la vida: retorcida pero llena de color que se abre paso entre las grietas que dibuja la muerte.

¡Hasta otra!

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