A veces, Uno no puede estarse quieto. A veces, mientras Uno ayuda a su mujer a hacer unos gingerman veganos (galletitas de gengibre, como la que aparece en la película del gato con botas), sobra una última pieza de masa demasiado pequeña para hacer un último gingerman. A veces, Uno coge esa pieza y tras amasarla un poco para ver qué le puede inspirar la forma, se le abre el cielo. Y es entonces, sólo a veces, cuando a Uno se le aparece claramente lo que tiene que hacer en ese precioso instante: ¡hacer una ginger-calavera!:
Entre que mi mujer es fanática de las calaveras y que la forma del trozo de masa me sugería algo por el estilo, acabé por moldear esta pieza que luego fue al horno y después a la barriga de mi señora. Me gusta moldear formas con las manos y me encanta hacerlo de esta manera: coger un rozo de masa, meterlo en la mano y darle un par de meneos para después observar la figura resultante y por dónde puedo tirar. Es aquella cosa del materialismo según Althusser: no hay plan, no hay origen ni final de antemano, sólo un tren que se coge en marcha. Y una vez lo has cogido en el momento que sea, puedes construir sobre ello.
¡Qué tengáis una Nochevieja genial!
¡Qué tengáis una Nochevieja genial!
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