Como comentaba en el post anterior, una de las cosas que me ha traído el barrigón vestido de rojo era una Lamy Safari. Andaba yo con la jeta de una de estas, que se las veo mucho a los urban sketchers de alto nivel y siempre me parece que fluye de maravilla. Si bien es verdad que no por tener Uno un determinado material va a dibujar igual que otros que lo tienen (¡cuidado con estos mimetismos!), será una buena práctica intentar manejar los trazos con pluma.
La chacharra viene como se ve a continuación:
La chacharra viene como se ve a continuación:
todo muy simple, de líneas muy limpias, muy alemán, podríamos decir. Es bastante más corta que la Lamy Joy que ya tenía y que sirve para caligrafía (aunque de vez en cuando se escape algún dibujillo con ella). Venía con el clásico cartucho de tinta azul y me puse a hacer pruebas:
Trazos paralelos, para ver un poco el grosor de línea y la precisión, algún apunte a lo loco, una estantería de la habitación donde dormía en casa de mis padres, etc. Nada especial, pero sí me sirvió para calibrar un poco de qué era capaz esta bicha, y me gustó como fluye la punta sobre el papel, mejor que la Lamy Joy, he de decir, que rasca un poquillo (o a lo mejor soy yo un poco bruto manejándola). Iré dándole cañita en las salidas de Urban Sketching, y por qué no, para escribir también y en cuanto se acabe el cartucho azul, cambio al negro a ver qué resultados me da.
¡Seguiremos informando!
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