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sábado, 29 de agosto de 2015

Nuestro balconcito en Koh Phangan


Pues nada, henos aquí en Koh Phangan, una isla al lado de Koh Tao, famosa por su Full Moon Party - una fiesta masiva con mucha tradición pero que lamentablemente ha acabado por ser algo así como Lloret de mar en su peor faceta, llena de guiris- pero que en verdad esconde muchos rincones espectaculares y tranquilitos. Nosotros vinimos a dar con uno de ellos, en búsqueda de una amiga que desde hace unos meses vive por aquí. Me refiero a la zona de Shrittanu, en la zona noroeste de la isla y que es un oasis de tranquilidad, con gente simpática y amable y unas playas de postal en las que pudimos pasar horas sin agobiarnos por la gente, ya que estaban bastante desocupadas.
Tuvimos además el aliciente de irnos desplazando en moto, lo que nos dio una libertad de movimiento considerable para acercarnos al cercano pueblo de Tong Sala o ir a ver templos que se escondían por el interior de la isla.
Estando en el balconcito de nuestro bungalow, me pareció una buena estampa para hacer un pequeño ejercicio de acuarela, sólo mancha sin línea. El papel sobre el que lo hice tiene algo de historia: el año pasado, cuando fuimos de viaje por la India, me llevé un papel muy grueso para acuarela de formato cuadrado. Era un cuadernito de 25 hojas y de unos 10 x 10 cm con el que pensaba yo hacer algunos retratos con las estupendas fotos que mi mujer iba haciendo de la gente que salía a nuestro paso. Finalmente no hice nada con él, por falta de tiempo y ganas, así que se quedó descansando en mi caja de los materiales para dibujo a la espera de mejor ocasión. Y la ocasión llegó en este momento. Hice una primera aproximación a lo que yo intentaba plasmar:
 
 
Mal, maaaaaal. Un poco desastroso. Empecé a trazar con manchas suaves la estructura del bungalow, que no había quedado muy mal, pero fracasé estrepitosamente a la hora de hacer el fondo. Precisamente porque quería que fuese el fondo, pero a la vez lo veía como uno de los protagonistas del dibujo, por la vivacidad de la vegetación, que saltaba -casi literalmente- a la vista. Esto causó un malentendido entre mi cerebro y mi mano que dio este resultado. Para colmo de males, intentando dotar de mayor protagonismo a la barandilla y el poste de madera, hice unas líneas con el pincel recargable que se extendieron por la mancha húmeda y acabaron de desbaratar cualquier buena intención que tuviese. Es un efecto que puede ser muy agradecido en otros casos, pero desde luego no en este. En general tengo que intentar pararme a observar y determinar con claridad qué será aquello sobre lo que quiero llamar la atención del observador para evitar este caos de manchas casi sin sentido.
Para redimirme, hice un segundo intento:
  

Vaaaaaaale, esto ya es otra cooooosa. Aunque tenemos el mismo problema con la vegetación del fondo, hay una intención muy buena en la sombra arrojada por la barandilla y también en el tratamiento de la hamaca y los pliegues de la tela. En el momento en que terminé de hacer la vegetación me di cuenta de que habría sido mucho mejor haber dejado casi en blanco el sector por el que entra la luz, para mejorar la sensación de la luz entrando entre los barrotes. Pero a posteriori poco se puede hacer. También me quedo con la perspectiva, muy exagerada con la finalidad de destacar todo esto en contraposición al fondo.

¡Volvemos en cuanto podamos!

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