Ayer volví a la faena con este cuadrito, en el que he decidido preocuparme menos de la apariencia (de que "quede bonito") e intentar hacerlo un poco más a lo salvaje. De entrada empecé a empastar la tela, dedicándome casi en exclusiva al rostro de la protagonista:
Retocando los claroscuros de la cara y metiéndole más materia al pelo. Aunque los ojos ha quedado raros, procuré que ello no fuese algo preocupante (después de todo estamos trabajando al óleo, lo que permite múltiples correcciones, en las cuales a veces el cuadro hasta gana en matices). La ropa de la niña es algo que me está dando algún quebradero de cabeza, porque la tela roja parece ser de algo parecido al terciopelo, lo que me está costando reflejar en el cuadro. Y ya, pues es continuar en esta línea:
Más materia en el pelo y mejorando la composición de la cara. Aquí los ojos ya se parecen más al modelo original. los labios también han sido ligeramente modificados y la ropa un poco más trabajada. Esteve quedó contento con el pelo y yo con la expresión de la cara, bastante natural y aproximada a la fotografía de referencia. Así que ahí dejamos la sesión, con cierto cansancio (¡casi 2 horas de pie!) y una paleta preciosa:
¡Ahí queda eso hasta la próxima semana!
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