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sábado, 14 de junio de 2014

Y empezamos el dibujo de la semana 20

¡Así, así que no decaiga la cosa! Empezamos nuevo dibujo, retrato en esta ocasión, y para ello he querido tomar como modelo a Hannah Arendt.



Mujer de carácter y una de las personalidades femeninas del siglo XX en Alemania, tristemente conocida por su relación con Martin Heidegger. Como explica Luis Roca en su muy recomendable blog, uno de sus intereses fue la reflexión sobre la autoridad y en general, la filosofía política.
Tras haber hecho el retrato de Duchamp, me pareció una buena opción hacer un dibujo de Hannah Arendt, además de que resulta menos complejo y laborioso que el dibujo de la semana anterior.
Ya entrados en materia, he ampliado la fotografía para que quedase en formato A4, ya que el original es bastante más alargado:



 Y sin más, he hecho el encaje:


He tenido que ajustar un par de veces el encaje por no haberme tomado referencias correctas. Me explico: en un primer momento, he tomado referencias como dónde empieza el cabello en relación al borde del papel, la situación de la cara... Y luego he intentado colocar la mano, pero no tenía suficientes puntos de apoyo para situarla correctamente. Resultado: Ha quedado una mano raquítica que no estaba en relación con el resto del dibujo. La he borrado sin muchos miramientos y he pensado: ¿Qúe puede ser más fiable para clavar el encaje? Nuevamente he constatado que lo mejor es fiarse de las líneas rectas y en la blusa he encontrado todas las que necesitaba :). Luego ha sido cuestión de combinar esto con los espacios vacíos, que son una gran ayuda para determinar dimensiones y formas:

He prestado especial atención a las proporciones de la cara. Aproximadamente se suele dividir en tres tercios desde el nacimiento del cabello hasta la barbilla. Todas las líneas auxiliares que se ven en el encaje corresponden a relaciones más o menos generales (el labio superior suele quedar a un dedo o dos como mucho de la nariz, la comisura de los labios debería estar en línea con la mitad del ojo, etc.). Y gracias a ser un poco más meticuloso en esta fase del dibujo, he asegurado el parecido con la foto original. Nunca alabaré lo suficiente las virtudes de un buen encaje ;).
Y vamos a darle cera al dibujo:


 Puede que me haya precipitado pero esta vez he decidido pasar directamente a dar las zonas de sombra más oscura, para "orientarme". Las tenía señaladas ya en el encaje con el 3H, así que era cuestión de ir valorando y degradando aquellas que no debieran ser tan oscuras en algún punto. Y con el 2B y el 4B (no necesariamente en este orden) he seguido con alegría y a paso ligero:


 Como comentaba en otro post, hay que intentar no tener miedo de hacer los detalles de la cara al principio del dibujo. Tenemos a veces una mentalidad muy basada en el miedo "a que no quede bonito" y por ello se pospone la solución de la zona del rostro, pero frecuentemente esto es un error. En la medida de lo posible hay que intentar ver todo el dibujo como un cúmulo de manchas distribuidas por el papel y los ojos o los labios no son ninguna excepción. Es una especie de democracia de la mancha, si se quiere. Frente a eso tenemos el motto "tiene que quedar bonito", que denota una exigencia impuesta desde fuera, a pesar de que desde el siglo XIX, lo más valorado en la historia del arte oficial casi nunca coincide con esta necesidad (Schiele es un buen ejemplo de ello). Enseñanzas de Loreto, que tuve la suerte de asimilar en el comienzo de mis andaduras con el dibujo y la pintura :).

Se nota que hoy dispongo de tiempo, por las parrafadas laaaargas que me he permitido, hehehe. Hasta aquí este post. Espero mañana sacar algo de tiempo para avanzar este dibujo aunque basándome en la experiencia, los domingos es altamente improbable que me ponga a ello.

¡Hasta pronto! 

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