Menudo día feo el de ayer en Barcelona. Idóneo para estar en pijama y, claro está, ponerse a dibujar :D. Había dejado el dibujo de la semana 34 más o menos por la mitad, por así decirlo, con las masas de gris fundamentales ya planteadas y preparado para profundizar en el detalle. Para empezar le metí bastante oscuro, en las zonas que enmarcan la figura principal. Se nota como la parte de la derecha ya adquiere cierta consistencia; además la marca negra de la madera ayuda a darle más realismo:
También el pie en la parte inferior está más trabajado, dándole profundidad con un negro más intenso. Lo que se va notando es que las manos apoyadas sobre las rodillas me daban respeto, porque no será hasta una fase posterior que las trabajaré más a fondo. Para continuar, me puse a muerte con el rostro del chimpancé, de manera que los ojos cobrasen "vida". Es gracioso porque a veces parece que hay algo de mágico en dibujar, que se dota de "alma" (o cualquier otra palabra equivalente e intercambiable) a lo que se dibuja. Y de hecho apenas son una serie de manchas, calculadas o no que dan ciertos resultados. Finalmente dibujar o pintar es como resolver problemas y Uno no está tan atento a que el dibujo quede "con alma", como a resolver los diferentes problemas que se le presentan durante la ejecución del mismo:
Aquí metí la gamba hasta la ingle por lo menos. Se aprecia el trabajo en una de las manos y la parte inferior del cuerpo. Pero es aquí precisamente donde tuve la más tonta de las ocurrencias, acontecida por el más garrafal de los errores: oscurecí demasiado una parte de la pata que queda a la izquierda (el muslo, diríamos) respecto a la foto de referencia, donde de hecho aparecía casi tan clara como la "pantorrilla" de la misma pierna. Resultado: me puse a intentar borrar para sacar algo de claridad (no obstante la prohibición tácita de no borrar) y se empezó a emborronar todo con una capa de grafito muuuuy densa que no había manera de sacar a luz. Primer momento de desesperación. Ya que el mal estaba hecho, decidí insistir con la goma de borrar, pero me di cuenta de que probablemente dañaría el papel. Segundo momento de desesperación -suspiro-. Finalmente veo que el papel aguanta, así que borro lo que puedo, repaso con cuidado la zona para que quede clara y se camufle el borronazo de grafito y se salva -más o menos- la situación. Lo que más jode del asunto es que al final ha quedado casi igual de gris que estaba al principio, pero es así la vida. Y nada, para rematar la sesión, me ocupé de aquellas manos malditas que me dieron algún dolor de cabeza. Igualmente reforcé las estructuras difusas que se aprecian en el fondo, para que avance todo lo más a la vez posible:
Y aquí se quedó la cosa, un par de horas bastante fructíferas.
El resto del día lo dediqué a tareas varias, pero luego me di cuenta de que hacía falta una nueva cabecera, ya que los dibujos a lápiz son cosa del pasado por el momento e hice una nueva foto empuñando la barra de grafito:
Que es la que podéis ver desde ayer y a partir de ahora en la parte superior del blog. Como se puede apreciar es una foto realizada sobre este mismo dibujo de la semana 34, al que espero dar matarile en un par de días.
¡Hasta entonces!
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