Ya nos vamos acercando al final de nuestro periplo y de qué manera. Como indicábamos en l aúltima entrada, el enfoque va a ser ligeramente diferente a partir de la cuarta capa. Hay una serie de zonas en la misma que ya sí se pueden cortar, porque pueden quedar unidas al marco de la imagen, con lo cual es más práctico a la hora de recortar y el resultado es mejor una vez se da una pasada con el spray por encima. Con un cutter o bisturí o llámalo x, me puse al lío con ello:
y de una manera bastante rápida y sencilla, ya tenemos la mayor parte de la plantilla recortada y lista para poner encima de lo anterior. No obstante, todavía había bastantes partes que no se podína recortar sin perder detalles, así que enmascaré lo demás, con el riesgo de levantar el papel que ya conocía, pero por imperativos de tiempo y por hacerlo más práctico, preferí esta opción combinada:
La relación con el líquido de enmascarar se estaba volviendo muuuuy tensa. Ya no era sólo que levantase el papel, es que además era terriblemente difícil aplicarlo, porque los pinceles quedaban petrificados y sobre la superficie pintada, el líquido ya no agarraba de la misma manera, porque la pintura había impermeabilizado estas zonas. A duras penas lo conseguí y pude darle candela con el siguiente spray, de poético nombre
Gris Ícaro, también de
Montana 94. Una vez seco y quitado el líquido de reserva, quedó como se ve a continuación:
O sea, bien. Corregí ya de paso alguno de esos huecos blancos tan feos que se habían creado al levantar la goma y esto ya estaba encarriladísimo. Dos capas más y ya lo tendría. Pero por desgracia no todo fue tan simple...
¡Hasta otra!
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